RSCEs muy probable que muchas empresas, empujadas por el creciente reconocimiento  por parte de los clientes, de las  iniciativas a favor medioambiental o de sostenibilidad, hayan comenzado tímidamente a realizar algunas acciones al respecto. Muchas de esas empresas, lejos de pensar en esas inversiones como “beneficios” las han ejecutado como respuesta a la competencia o como defensa frente a esa demanda creciente desde los mercados, con el fin de posicionarse como innovadores frente a iniciativas de RSC,  esperando que ello incida en la  mejora de sus negocios.

Si analizamos la historia de RSC podemos observar que en los años recientes ha ido clarificando sus oportunidades y beneficios, no solo para los stakeholders de las empresas y su entorno, también para las propias empresas, evolucionando desde un concepto más bien filantrópico, en muchas ocasiones derivado de las decisiones del propietario de la empresa, a una estrategia rentable con iniciativas que pueden ser sometidas a seguimiento y control, no solo de su implantación, también de su retorno en beneficios para la propia empresa.

Esta nueva visión, sin duda impulsada inicialmente por las Naciones Unidas en su Pacto Mundial (año 2000), donde ya ahora se encuentran inscritas más de 8.000 empresas y 4.000 organizaciones de la sociedad civil de 145 países, permitió identificar 10 principios de aplicación práctica de ese compromiso social que las empresas pueden abordar de forma inmediata.

Principio 1: Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales, reconocidos internacionalmente, dentro de su ámbito de influencia
Principio 2: Las empresas deben asegurarse de que sus empresas no son cómplices en la vulneración de los derechos humanos

Derechos Laborales

Principio 3: Las empresas deben apoyar la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva
Principio 4: Las empresas deben apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción
Principio 5: Las empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil
Principio 6: Las empresas deben apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y la ocupación

Derechos Medio Ambientales

Principio 7: Las empresas deberán mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente
Principio 8: Las empresas deben fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental
Principio 9: Las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente

Lucha contra la Corrupción

Principio 10: Las empresas deben trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidas extorsión y soborno

Sin embargo, como hemos mencionado, y aun habiendo delimitado de forma más específica estos principios de “buena conducta social”, las acciones que la empresa puede emprender para contribuir a su entorno (proveedores, empleados, gobierno, clientes etc.) son mucho más amplias, y en muchos casos de alta rentabilidad para ellas mismas, al tiempo que actúan frente a la sociedad como impulsoras de una nueva relación “ganar-ganar”.

Empresas como Nestlé, Campofrio o Google entre muchas otras, de todos los tamaños, están logrando transformar esas acciones relacionadas con RSC en iniciativas de valor compartido, tanto para los stakeholders de la empresa como para la propia empresa. Algunos ejemplos podemos hallarlos en el apoyo a proveedores para la mejora continua de su calidad de sus productos, lo cual redunda en calidad final de los productos propios de la empresa;  en programas de formación medioambiental para el resto de la comunidad, basados en las propias prácticas, contribuyendo con ello a un cambio de cultura social; programas que permiten establecer una mejor relación entre la vida familiar y la profesional, afectando con ello al compromiso de los propios empleados con la empresa; iniciativas de desarrollo cultural y tecnológico de los empleados, más allá de los estrictamente necesarios para la actividad de la empresa, generando con ello una evolución profesional y personal del global de la empresa, además de una mayor vinculación con la misma; colaboraciones universidad-empresa que pueden resultar de innovación aplicable al negocio; acceso a servicios especializados para determinados colectivos favoreciendo con ello el desarrollo social de los mismos,  etc.

RSC2

Por supuesto, para que esta nueva orientación sea posible, es imprescindible que la RSC se aplique con un enfoque estratégico, exigiendo de la misma un retorno de valor, tanto para la empresa como para los grupos o elementos a la que va dirigida. Ello conllevará iniciativas concretas y métricas de cumplimiento que deberán ser incluidas en los cuadros de mando de seguimiento.

Con ello, no solo habremos aumentado el valor de nuestra empresa, también contribuiremos a un cambio social necesario, basado en principios de responsabilidad social, y es más que probable que la sociedad, y dentro de ella nuestros clientes,  reconozcan estos nuevos valores, teniéndolos en cuenta en sus decisiones de compra.

Las empresas, derivado de su interacción real e intensa con el mercado, juegan un papel clave para la evolución de la sociedad, mucho más que los propios gobiernos. Son la imagen de los valores y principios de convivencia de la misma, la madurez de sus acciones repercute de forma inmediata en la cultura de los integrantes de la empresa, pero también en la forma en que se desarrolla la propia sociedad donde actúa.

Si logramos erradicar las creencias de que RSC es altruismo y filantropía, y si establecemos principios de “valor compartido” en cada una de las iniciativas empresariales frente a sus stakeholders, no solo habremos mejorado el valor de nuestras empresas, también lograremos un mundo más solidario y responsable.

Algunos ejemplos de RSC.

Ejemplo 1
Ejemplo 2
Ejemplo 3