Quizás sea la tensión de un trabajo que te obliga dedicar 150% de la atención, quizás la responsabilidad que implican los proyectos que se relacionan con la estrategia, o estar lejos de los tuyos en muchas ocasiones, quizás más simple, un poco de inconciencia personal, me ha llevado a practicar algunos deportes de riesgo y, de paso, compartirlos con amigos en las diferentes partes del mundo que he permanecido por algún tiempo.
Enamorado del mar, de su calidez y bravura, de su inmensidad y vitalidad, y de de las maravillosas costas del Caribe, no pierdo ocasión para disfrutarlas, aunque también, de tanto en tanto, una regata como la Ruta de la Sal (Barcelona-Ibiza) es una buena excusa para disfrutar de ambos, el mar y los amigos.
De esos lugares también os hablaré en este Blog.