Tras la tímida, pero valiente aparición de la reacción ciudadana, exigiendo VALORES reales a estos políticos que tristemente gestionan el destino de nuestro país, me he querido unir con mis humildes reflexiones a este momento importante, todavía de resultado incierto a estas horas.

Me consideró uno de los muchos desilusionados por la clase política, de los políticos como fin y no como medio para gestionar un país, de aquellos que viven para beneficiarse de los derechos que les da tener un escaño o una posición específica, pero no responden a las responsabilidades relacionadas con el mismo. No se trata de poner a todos ellos, los políticos, en el mismo saco, porque sería injusto, aunque ganas me da cuando observo que dentro de un mismo partido se consienten desmanes, delincuentes o simplemente incompetentes, solo con el único fin de conservar votos o como pago de favores, una triste realidad que empaña las buenas labores de los honestos que pudieran existir en ese grupo.

Propuesta de voto desde algunos grupos descontentos con la gestión política actual (de TODOS los partidos participantes)

 

Y como me dedico al mundo empresarial, me gustaría hacer una pequeña comparación para poder emitir esta breve opinión.

Los políticos son en el  gobierno lo que el consejo de administración y directores  al mundo empresarial, necesitamos de ellos para la toma de decisiones, para el diseño de las estrategias que la empresa requiere para triunfar en el mercado, en este caso, contra el resto de países, todo ello para MEJORAR la capacidad competitiva y el beneficio de los “stakeholders”  (desde los accionistas a los empleados y demás colaboradores de la empresa, ciudadanos en este caso).

Lo primero que hace una empresa es definir su Visión y Misión, es decir, su destino y como va a conseguirlo, además de los valores que van a regir este desarrollo empresarial, valores como responsabilidad, trabajo en equipo, honestidad, respeto, desarrollo, etc., estos últimos son los que claramente han perdido muchos de nuestros representantes gubernamentales. ¿Cómo se puede presentar un político a las reelecciones si está imputado en una causa judicial? ¿Cómo alguien es capaz de servir a la empresa enriqueciéndose personalmente y con ello, estafar a propietarios y trabajadores de la misma? , más aún, ¿Cómo el resto del consejo y directivos permiten que se ensucie su honorabilidad y credibilidad aceptando que esas personas que manchan los valores fundamentales sigan formando parte de su imagen?

La segunda parte, tras la definición del alma de la empresa (Visión, Misión y Valores) es la de definir un Plan Estratégico, el cual sería similar al programa emitido por un partido, es decir, que objetivos queremos alcanzar y de qué forma (estrategias).  Los objetivos estratégicos de una empresa no son a corto plazo sino a medio y largo, y lo que se hace cada año, en el Plan Anual Operativo, son pasos que nos llevan al mismo (en la política, el largo plazo es 4 años, donde  deberían haberse cumplido las promesas electorales). La gran diferencia en este caso es que a los empresarios (Consejeros y Directivos, incluso  los empleados, proveedores etc.), se les mide y premia (As censos, reconocimiento, remuneración, etc.), en función de los resultados obtenidos, que por cierto, en momentos de crisis, la evaluación periódica se convierte en una obsesión en el caso empresarial, exigiendo si fuera preciso de toma de decisiones urgentes, ya que sigue siendo NO negociable perder cuota de mercado frente a la competencia (resto de países en el caso político).  Comparando esto  con los proyectos políticos presentados por los partidos actuales esto es, si cabe, aun más ciencia ficción que el área de valores. No solo no hay una medición constante de resultados frente a las promesas, también hay un sentido FLACIDO del término “urgencia” ya que cualquier decisión debe “contentar a todos”, especialmente si ese “todos” tiene un impacto en los votos a corto, es decir, no importa que nos hundamos en el proceso, ni siquiera que no se cumpla la estrategia, si al final, tenemos los votos para volver a repetir nuestro periodo de dirección inepta y con pocos resultados.  Una frase que aprendí hace tiempo, de la mano de algún sabio que ahora no recuerdo, es que “si quieres tener éxito tienes que tener amigos, pero si quieres superarte y ser excelente en resultados, seguro tendrás algún enemigo”, esto es debido a que no se puede contentar a todos en el camino de un proyecto de éxito, algunos no compartirán el camino, otros simplemente no podrán seguirnos, y claro, tampoco todos son igualmente importantes e imprescindibles para conseguir el impulso necesario, impulso que, de tener éxito, beneficiará a la mayoría.

Y no quiero profundizar demasiado sobre la forma de premiar a los directivos, en la política da igual los resultados, siguen cobrando de igual manera, no solo eso, hasta tienen más privilegios que sus patrones (los ciudadanos que le PAGAMOS su salario e incompetencia, si es que existe), coches oficiales, extras de muchos tipos,  capacidad en muchos casos de ingresos por diferentes representaciones no siempre compatibles entre si frente a los objetivos estratégicos, pensiones vitalicias, empleo garantizado, etc. ¿Se imaginan Uds. a un Director General de una empresa que no consigue los resultados al año de ser nombrado? ¿Creen que sus accionistas seguirían teniendo al  frente de la empresa…por los próximos 4 años? ¿O le garantizarían una pensión de por vida?  Yo estaría dispuesto a que nuestros políticos, e incluso funcionarios de cualquier nivel cobraran muchísimo más que lo que ahora estén percibiendo, pero, como en el mundo empresarial, si esto estuviera condicionado a los resultados conseguidos: competitividad del país, PIB, capital intelectual y tecnológico, innovación,  niveles de empleo, renta per cápita, productividad, niveles de exportación, etc., claro que esto implicaría que, en el caso de no mejorar estos ratios, se les pudiera despedir de inmediato, e incluso pedir responsabilidades derivadas de su ineptitud, y aún más de su falta de honestidad.

En tercer lugar, para el cumplimiento del Plan Estratégico, se diseña un Plan Operativo que debe, año tras año, en la actualidad mes tras mes, avanzar en ese camino hacia los objetivos.  Y para que esto se pueda cumplir hace falta una estructura PROFESIONAL, gente capacitada y con experiencia (en sus áreas y, por supuesto,  multilingües) , donde la POPULARIDAD no es un valor para conseguir los resultados frente a la competencia (otros países). Formación, experiencia, liderazgo, compromiso, capacidad de gestión, son términos que la clase política no valora suficientemente para que pueda existir una confiabilidad en los resultados esperados. Los amigos, votantes, partidarios, “pelotas”, históricos, familiares, sin otras condiciones, son ejemplares de posibles colaboradores que más que garantizar el éxito, entorpecen el avance, recargan los costes y desacreditan  la clase que nos dirige, otra vez más, una pena que nadie tenga el valor de tomar decisiones sobre la profesionalidad de la gestión en nuestra clase política. Quizás deberían tomar ejemplo de las empresas de éxito también en estos procesos de selección, desarrollo y valoración de puestos de trabajo.

Y en esta década, la década del diálogo con los clientes (los ciudadanos en este caso), la década del CRM (la gestión proactiva de clientes  y de la búsqueda de relaciones que permitan mejorar los beneficios de ambas partes empresa y cliente, a largo plazo), parece que nuestra raza política no se ha enterado de ello…o es quizás que su nivel cultural, formación o sobre nuevas tecnologías, no están dentro de su deficiente preparación para competir en los nuevos tiempos. Los medios sociales, foros, blogs etc. son excelentes herramientas para mantenerse en contacto con el  ciudadano, para compartir ideas y para aceptarlas. No creo que los cientos de asesores presidenciales o los diferentes especialistas en los ministerios puedan ya permitirse el lujo de prescindir o ignorar las ideas que procedan de sus empleadores, los pobres ciudadanos que pagamos impuestos y que sobrevivimos a los desatinos de muchos de ellos, y sin embargo seguimos pagándoles los salarios mes tras mes. O al menos es un desperdicio no escuchar las propuestas que desde los usuarios se puedan generar. Tengo que decir que, en mi caso, si he recibido alguna contestación a mis sugerencias a la presidencia de los partidos a los cuales me he dirigido, digo solo alguna, ya que tras muchos email enviados poco o nada he visto del uso del sentido común empresarial que había enviado en ellas…tengo la impresión que solo soy un voto, es decir, un medio para seguir creando una clase política que vive para si misma.

Asisto atónito, día a día, a la circulación de emails que desprestigian la labor del gobierno, sin que ello justifique un cambio de rumbo, ni una reacción ejemplar que nos indique que existe algo de dignidad en la responsabilidad gerencial de esos políticos:

Parados que trabajan y cobran subsidios.

Emigrantes que llegan a España y, en pocas semanas tienen más beneficios que españoles que han cotizado toda su vida.

Turismo sanitario o uso de los Servicios de Seguridad Social por personas que NUNCA cotizaron, y ni siquiera tienen intención de hacerlo.

Exceso de medios o recursos en los entes públicos (Vehículos oficiales, funcionarios con baja productividad, duplicación de puestos)

Fraudes de ERES asignados a amigos y funcionarios que nunca trabajaron.

Enriquecimiento ilícito e injustificado de altos cargos, o aceptación de regalos de valor por parte de la clase política, desde las más altas jerarquías e instituciones del país.

Políticos imputados que insisten en seguir representando “dignamente” a  los ciudadanos españoles.

 En muchos casos, simplemente se encubren unos a otros o “no sucede nada”, solo el dejar pasar para que se olvide el tema. O más triste aún, el uso de los problemas del partido en el poder para escalar posiciones de preferencia en las nuevas votaciones…..es decir, ganar porque el contrario “ es peor que uno mismo” y no por méritos propios e ideas que hagan mejor a la empresa (el país) al cual representan. Es una competencia por demostrar la mayor mediocridad del otro.

 Triste panorama y que, afortunadamente, la voz del pueblo ha empezado a denunciar a través de la iniciativa “Democracia real YA” que, aunque algunos insisten en asegurar que es una maniobra de alguna enseña política, por el momento es, en mi opinión, una forma de expresar el descontento que acumula el pueblo español, donde no nos merecemos la clase política que nos rodea pero que, reconociendo que la democracia es el camino, nos sentimos desolados ante las alternativas y las experiencias vividas hasta el momento.

 Ojalá estas manifestaciones hagan reflexionar a votantes y votados, permitan que todos tomemos conciencia de que solo siendo responsables, en ambas partes, como políticos, dignos de la confianza que nos han dado los ciudadanos, profesionales y comprometidos con el bienestar y competitividad del país (no solo en el de los políticos mismos), y por otra parte de los ciudadanos, que debemos asumir nuestros derechos y deberes, no solo de contribuir al desarrollo del país, también de no permitir que hayan abusos por parte de otros habitantes que se amparan en la mediocridad de las decisiones políticas para seguir sin contribuir a este desarrollo deseado, o en muchos casos, siendo un gran lastre para la recuperación (no confundamos denuncia con transparencia y defensa de los derechos y obligaciones) , y también somos responsables de exigir a la clase política la capacidad de gestión que llevará a España a ser un país de referencia en lo legal, competitivo, honesto y profesional.  Social sí, pero imbécil no, por favor.

Que la fortuna nos sonría y que, alguna vez, no tengamos necesidad de decirlo en la calle, por que se nos escuche en el día a día, y porque tengamos dirigentes que vuelva a los valores que un país prospero y responsable se merece.